Empezamos…

Minientrada

Elegimos la dichosa pastillita. Como en Matrix. No recuerdo si era la azul o la roja, sólo  que era aquella que te permitía empezar a ver la verdad. Glup! Te la tragabas, y emprendías, como Alicia, un viaje sin retorno; al mundo dentro del mundo. El que siempre estuvo allí pero pocos vieron.

Sí, elegimos la pastilla porque nos sentíamos atrapados en una ratonera. Chocando una y otra vez contra la misma pared. Sufriendo y sin saber por qué sucedían las cosas, pero intuyendo que detrás del velo de polvo y ceniza, había otras posibilidades.

Y una vez tragada la pastilla, ya no hay marcha atrás. No se puede volver a la otra orilla, no es como un jersey que compras y devuelves con el ticket. Es el más maravilloso camino sin retorno. El camino hacia uno mismo.

Eso, claro, no significa que la aventura sea fácil, dijeron que era bonito (me recuerda siempre una amiga mía),  no fácil.

De eso va este blog. De los tropiezos, las caídas y los pasos atrás. Pero también, y por encima de eso, de los logros. De los puntos de inflexión. Del sentir, por primera vez, el cosquilleo de tu energía. De los miedos que surgen y las trampas mentales. De la luz que, tímida, se va abriendo paso. Del empezar a ver un poco más allá.

De sentir el vértigo de estar vivo, pensando, a ratos, que estás rozando la locura.

Ésta es mi historia. Pero sé que es la de muchos que un día se tomaron la pastilla y emprendieron viaje.